Una escalera de colores llena de vida

Los Jardines de Mossèn Cinto Verdaguer están especialmente dedicados al espectáculo de las flores, pero no solo a las de las plantas terrestres: además de los parterres floridos de tulipas, jacintos o narcisos, en la parte alta de los jardines se encuentran más de una treintena de balsas donde la vegetación acuática es la protagonista, y es, de hecho, una de las representaciones más importantes de plantas y flores acuáticas de Barcelona.

Aprovechando la pendiente, el agua desciende haciendo pequeñas cascadas y va conectando los diferentes estanques a ambos lados de una escalinata de piedra, que al llegar la primavera se convierten en un conjunto lleno de grandes flores de colores vivos: nenúfares, lirios de agua, lotos de la India...

Esta variedad cromática, junto con el rumor del agua bajando de balsa en balsa crea una atmósfera de equilibrio y armonía que está también en consonancia con la gestión biológica que se aplica en su mantenimiento.

Gracias a la no utilización de productos químicos y al uso de plantas depuradoras y fauna útil para reciclar la materia orgánica, el agua se mantiene en perfectas condiciones de transparencia y al mismo tiempo sirve de hábitat y refugio a multitud de animales como libélulas que controlan la población de mosquitos, o anfibios como la reineta y el mono verde, que en los atardeceres tranquilos nos recuerdan con su canto la importancia de los espacios naturalizados en la ciudad, donde más allá de la belleza de la naturaleza, percibimos y disfrutamos de los beneficios que el funcionamiento de un pequeño ecosistema como este nos proporciona.