Palau de la Música Catalana
El Palau de la Música Catalana, el llamado "edificio más modernista del mundo" curiosamente no es obra de Gaudí, sino de su coetáneo Lluís Domènech i Montaner (Barcelona, 1850-1923). Esta sala de conciertos de Barcelona, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un monumento artístico de una belleza excepcional y, al mismo tiempo, un escenario musical de gran prestigio.
En menos de tres años, de 1905 a 1908, Barcelona consiguió levantar uno de sus edificios más espléndidos: el Palau de la Música Catalana. Su construcción fue impulsada por una sociedad coral popular, l'Orfeó Català, y encargada al arquitecto y político Domènech i Montaner. Éste contó con un grupo de colaboradores de primer orden, como Pau Gargallo y Eusebi Arnau para los grupos escultóricos interiores, Antoni Rigalt para las vidrieras, Lluís Bru para los mosaicos y Miquel Blai para el grupo escultórico "La Cançó" (La Canción), situado en la esquina exterior del edificio. El arquitecto, de estilo modernista, ideó una innovadora estructura de hierro que permite emplear paredes de cristal que dejan pasar la luz. Los motivos florales convierten el interior de la sala de conciertos en una auténtica fiesta para los ojos, haciendo que el Palau de la Música Catalana de Barcelona se nos aparezca como un invernadero frondoso de flores y plantas.
La ampliación del Palau dirigida por el arquitecto Òscar Tusquets ha permitido, además, la visibilidad completa de la fachada lateral, haciendo realidad el sueño de Domènech i Montaner. También ha supuesto la creación de un nuevo auditorio subterráneo de 600 plazas, el "Petit Palau", y un restaurante, "El Mirador del Palau".